Lectura: «Un buen comienzo»
Se trata de una misma lectura para los primeros días de clase y para todos los niveles de Primaria, pero con preguntas de comprensión lectora adaptadas a cada uno de los Ciclo. Puedes leer el texto en este artículo o descargarlos junto a las actividades de comprensión.
» Pablo se dirigía, con su mochila nueva a la espalda, hacia su colegio. Había aprobado todo el curso anterior y por ello había dedicado todas las vacaciones a divertirse sin otra obligación -cada día- que pasarlo mejor que el anterior. En su cabeza iba recordando con nostalgia cómo esos estupendos días habían pasado y cómo de nuevo le esperaban unos largos meses de tareas, estudios, madrugones… ¡En fin!, le esperaba el colegio…»
“UN BUEN COMIENZO”
Pablo se dirigía, con su mochila nueva a la espalda, hacia su colegio. Había aprobado todo el curso anterior y por ello había dedicado todas las vacaciones a divertirse sin otra obligación -cada día- que pasarlo mejor que el anterior. En su cabeza iba recordando con nostalgia cómo esos estupendos días habían pasado y cómo de nuevo le esperaban unos largos meses de tareas, estudios, madrugones… ¡En fin!, le esperaba el colegio.
Ayer mismo se había dado el último chapuzón en la piscina. Se juntó toda la familia para apurar las vacaciones y fue fantástico, no falto de nada: risas, las historias divertidas de su tío Lorenzo, que mantenía el misterio sobre cual era su trabajo, al que siempre se refería con las siglas “B.S.L.N.” y que hasta ese mismo verano, por fin les desveló que era de la “Brigada Secretísima de Limpieza Nocturna” también conocidos como “B.A.S.U.R.E.R.O.S.”; pero todo era una historia fantástica más de su loco tío, ya que en realidad su esposa les había contado en secreto, unos años antes, que era actor de películas infantiles y que había protagonizado varias en el extranjero.
También le llegaban a la cabeza las largas noches que no tenía obligación de acostarse a una hora temprana y -sobre todo- la noche de agosto en la que habían aprovechado para ver la lluvia de estrellas, que su tío les aseguró que se llamaban igual que él, en honor a ser el encargado de indicarles cómo tenían que caer en la tierra para evitar que les cayera a alguien en la cabeza.
Todos los recuerdos de ese fabuloso verano iban saliendo atropelladamente en la memoria de Pablo y, a cada paso que daba acercándose al colegio, sentía cómo las piernas le pesaban más y más. Faltaban ya escasos metros para llegar a la puerta principal y entre toda la multitud de abuelos, papás, niños pequeños llorando abrazados a las piernas de sus mamás, pudo ver que en la fila de su clase había una chica nueva, con el pelo tan brillante que el sol se reflejada en ella más que en las demás.
En ese momento a Pablo se le olvidaron todas las aventuras que había vivido durante esas fabulosas vacaciones y sólo tenía ojos para contemplar la larga trenza que recorría toda la espalda de la nueva compañera. La tenía tan bien trenzada que ni la maestra de manualidades la hubiera hecho mejor. Observó cómo sus movimientos eran tan delicados y sincronizados que parecía que estaba en clase de educación física, y cómo el sonido de su voz le llegaba a sus oídos al son de campanillas del aula de música.
Se quedó inmóvil a sólo unos escasos metros de ella, con la boca entreabierta y los ojos de par en par, cuando de repente su amigo Miguel le dio un palmetazo en el hombro y dijo:
- ¿Qué tal las vacaciones, Pablo?
- ¡¿Qué?!…, ¿qué vacaciones? – y eso fue lo único que salió de la boca de Pablo el primer día de colegio.
Deja una respuesta