El mito de Orfeo y Eurídice
Esta actividad que traemos al blog es la historia de amor más antígua con final trágico, de la cual surgieron obras musicales y una famosa ópera con el mismo título. Con esta actividad se propone la lectura del míto griego de «Orfeo y Eurídice» y tras la misma que el alumnado invente un final diferente.
Dejamos aquí el texto del mito y tambien puedes descargar el texto, así como un dibujo que acompaña esta entrata para recortar y decorar el texto escrito..
Autoría del maestro Jesús González Molina, docente en la Escuela Primaria Esc. Primaria Guillermo Prieto, en Cd. Altamirano, Guerrero, de la Región Tierra Caliente, México, y catedrático en el nivel de posgrados.
«Apolo, dios de la música y la poesía, uno de los dioses más bellos, vivía rodeado de musas. Fue con una de ellas, Calíope (musa de la poesía épica y la elocuencia), con quien tuvo un hijo al que pusieron de nombre Orfeo.
Su padre, Apolo, le regaló una lira, la misma que Hermes, mensajero de los dioses, le había regalado a él. Era una lira especial, pues tenía nueve cuerdas, en honor a las nueve musas, y estaba fabricada con el caparazón de una tortuga. Por supuesto, Apolo también le enseñó a tocarla. Su madre, por su parte, le enseñó a introducir versos en sus canciones…
Orfeo creció, convirtiéndose en un dios lleno de belleza y sensualidad. Era capaz de atraer a quien se propusiera con su canto. Dioses, hombres, mujeres… y hasta animales. Todos caían rendidos ante él. Orfeo era capaz de amansar hasta a una fiera con su música… Su lira podía mover piedras y hasta cortar el curso de un río… Y sí, así cayó rendida de amor Eurídice, quien terminó casándose con Orfeo.
La pareja era feliz, pero la felicidad quedó truncada de forma imprevisible. Una serpiente mordió a Eurídice y ella murió. Desde ese momento, Orfeo solo podía tocar tristes y dolorosas melodías. Las ninfas le propusieron luchar por recuperar a Eurídice. Enamorado, fiel hasta la muerte…. decidió hacerles caso y buscar a su amada en el infierno.
Al llegar al inframundo, se encontró con Cancerbero, el guardián del infierno. Pero consiguió adormecerlo con su música. Y con su lira y su canto, también ablandó el corazón de Hades y su mujer Perséfone, dioses del inframundo, quienes accedieron a sus súplicas:
– Está bien- le dijo Hades a Orfeo- Puedes llevarte a Eurídice a tu mundo, pero con una condición: debe caminar detrás de ti. Y no puedes mirarla hasta que hayas llegado al mundo de la vida y el sol haya bañado a tu mujer. De lo contrario, ella morirá de nuevo y la perderás para siempre.
Orfeo, emocionado ante la idea de recuperar a su amada, juró que no la miraría en todo el trayecto. Pero su corazón desbocado le jugó una mala pasada, y justo cuando casi llegan al final, olvidó la condición impuesta por Hades y Perséfone y se giró para contemplar a su amada, para asegurarse de que seguía allí. En ese momento, Eurídice se desvaneció para siempre, muriendo por segunda y última vez.
Orfeo se convirtió de esta forma en el amante más desgraciado del mundo. Decidió aislarse de todos y encerrarse en su dolor en soledad.
Un día, Orfeo visitó Tracia, su lugar de origen, y allí, tocando la lira, sedujo sin querer a unas bacantes, las ‘adoratrices’ del dios Baco (dios del vino, la fiesta y el jolgorio). Orfeo las rechazó y ellas, desesperadas, ciegas de pasión, lo mataron y despedazaron.
Cuando Zeus se enteró del triste final de Orfeo, decidió colocar en lo alto del firmamento su hermosa lira, para que todos le pudieran recordar.»
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