Cuento corto: «Un nuevo compañero»

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Un pequeño cuento con alguna enseñanza en valores o cualquier otra circunstancia de la vida de nuestros centrosa veces adaptado, otras inventado, y siempre ambientado en la escuela para hacerlo más cercano a nuestro alumnos.

Al final está disponible la lectura para imprimir, con preguntas y actividades de comprensión lectora.

En esta lectura unos niños, que se quejan del relleno de sus bocadillos, se burlan de otro por ser el suyo muy sencillo.

«UN NUEVO COMPAÑERO»

      Aquel día todos estaban esperando que apareciera el nuevo compañero que les habían anunciado unos días antes. Sobre todo las niñas, porque entre ellas habían apostado que sería muy guapo, ya que era forastero. El maestro les dijo que el lunes un niño de Córdoba vendría a la clase para quedarse todo el curso, y llegó el momento en el que un chico moreno, un poco más alto que ellos, de ojos marrones muy grandes y vestido a la moda, entró -junto a su madre- en la clase. Laura y Teresa se chocaron las manos y dijeron: – ¡lo sabía!- , es guapísimo.

       Pero no tardaron en darse cuenta que algo raro sucedía. Vicente – que era su nombre-, no miraba como los otros niños. No fijaba la vista en nada ni en nadie en concreto, era como si no le interesara lo que estaba viendo. Cuando algunos le preguntaron su nombre tampoco contestó y movía las manos muy rápido, como si aleteara. Entonces la madre les comentó que su hijo era muy especial, porque de pequeño tuvo un problema al nacer y su cerebro sufrió algunos daños que le hicieron ser como es hoy y que, por eso, le costaba más aprender o hacer amigos; que necesitaba ayuda para hacer algunas cosas, como por ejemplo guardar sus libros en la cartera, ponerse el chaquetón… y otras veces pedía ayuda cuando quería algo. Así que había que estar atento a su forma de comunicarse, pero que -una vez que lo conocieran- sabrían lo que quería decirles, sólo observando un poquito cómo se comportaba.

       Laura dijo: – entonces, ¿está malito?-. La madre sonrió y miró a un compañero que llevaba gafas y le preguntó: -¿Tú estás malito?-. No, respondió el chico. – ¡Claro que no!-, le sonrió la madre-, sólo necesitas esas gafas para poder ver como ven los que no tienen problemas en la vista. Lo que le pasa a Vicente es un poco más difícil de explicar, pero es lo mismo. Él no está malito, sólo necesita que lo ayudemos en algunas cosas, pero sabe jugar y es muy cariñoso. Tiene una familia como vosotros y sólo le interesa lo mismo que a vosotros…, divertirse. Me gustaría que lo tuvieseis como amigo. ¿Qué os parece?

       – ¡Bien!- dijeron, -sobre todo las chicas-. Entonces la madre le dio un beso y se despidió de Vicente diciéndole que vendría más tarde por él y que no tuviese miedo, ya que el maestro lo cuidaría como hacía con todos. Miró al maestro mientras salía de la clase, a la vez que el maestro cogía de la mano a Vicente para acompañarlo a su pupitre, en torno al cual se arremolinaron sus nuevos compañeros para hacerle muchas preguntas.

       Aquel día al maestro le costó más tiempo del habitual que todos atendieran, pero la clase ya estaba completa.

Autora: Carmen Zurera Maestre. Comprensión lectora: Silvia Asuero. Dibujos: Vladimir Zúñiga

Este contenido se publicó por primera vez en actiludis.com el 22/01/2012

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