El caso del ascensor
Empezamos una nueva serie de lecturas detectivescas gracias a Felipe Gutierrez profe de 5º curso del CEIP el Olivar de Rivas en Vaciamadrid (Madrid), y creador del blog «Rinconcitos de lectura«, titulada «El Inspector Nomola» que nos cuenta que se trata de un personaje a caballo entre el inspector Philip Marlow, el inspector Colombo y Cantinflas.
Personalmente tras su lectura me encanta la frescura y toque que le da a los textos, que seguramente encantarán al alumnado que acceda a ellos.
Gracias a Silvia Asuero hemos añadido preguntas de comprensión lectora que además de trabajar la lectura ayuda a resolver el caso.
Puedes leerla desde el blog o descargar la lectura para imprimir. La solución al caso la encuentras al final del archivo y también al final de éste artículo, seleccionando las zona blanca con el ratón.
DESCARGAR: «EL CASO DEL ASCENSOR«
Me llamo Joe, Joe Nomola. Trabajo para el departamento de policía de esta ciudad, o lo que sea. Confieso que mi única pasión es el básquet y la pasta italiana, pero debo ganarme la vida arrestando a feos individuos con cara de acelga: timadores y revendedores de bocadillos de segunda mano. Ya, ya sé que no es un gran trabajo pero ¿acaso es mejor el vuestro? Lo que voy a contaros a continuación es uno de los casos más extraños que me han ocurrido jamás en esta sucia comisaría.
Estaba yo leyendo las páginas deportivas del periódico del mes pasado cuando me llamó por teléfono Rosco Morrosco. Este sujeto trabaja de portero en una finca de la calle Tres esquina a la cuatro. Un calvo casposo al que le faltan todos los dientes de arriba, lo de abajo se los quitaron hace tiempo de un puñetazo. En fin, vayamos al grano…
-Joe, oye, Joe, verás Joe…
-No te enrolles Charles Boyer…
-Escucha, Joe, en serio. Tienes que venir a la casa. Te aseguro que aquí hay algo sucio.
-Desde luego. Deberías fregar más las escaleras.
-Déjate de bromas. Mira, hay un individuo llamado Albóndiga.
-¿Albóndiga? ¿Qué clase de nombre es ese?
-Se trata de un tipo que hace algo extraordinario.
-¿Sí? ¿Qué hace, da palmas con las orejas?
-Verás el tal Albóndiga vive en el octavo piso. Toma el ascensor y se baja en el quinto, después continúa subiendo por la escalera. Pero eso sí, cuando alguien sube con él, sube hasta su casa en el octavo. Pero hay algo más…los días que llueve tampoco usa la escalera y sube directamente a su casa.
-Tal como lo cuentas debe de tratarse de algún maniático. ¿Este caballerete bebe o sufre de alucinaciones?
-No, en absoluto, te aseguro que es alguien totalmente normal.
-En ese caso creo que ya tengo la solución.
Le di una explicación que le dejó sin habla. Esto le costó una invitación en “La Pequeña Italia”, mi restaurante favorito.
¿Cuál era la solución a tan enigmático asunto?
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SOLUCIÓN «EL CASO DEL ASCENSOR»:
No se trataba de ningún majareta, ni siquiera de un friki. Era un simple caso de altura.
El señor Albóndiga era muy bajito. ¿Qué iba a hacer el hombre? Sólo llegaba hasta el botón número cinco del ascensor. Cuando iba solo pulsaba el botón 5 y seguía andando. Eso sí, cuando alguien le acompañaba le pedía que le apretara el botón número 8 y así llegaba a su casa. Claro que cuando llovía, como llevaba paraguas podía llegar con la punta de este hasta el número ocho lo que le ahorraba las pesadas escaleras. ¡Elemental mis queridos amigos!
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