A finales de los ochenta vi en el cine “ El club de los poetas muertos”, justo cuando había acabado mis estudios de magisterio y me estaba preparando las oposiciones. Con el paso del tiempo reconozco, que aunque el germen estaba en mi, aquella película y sobre todo el profesor Keating me influyó sobremanera en mi forma de enseñar.

Recordando el tiempo transcurrido desde entonces, en esas más de dos décadas de docencia, en las que contabas con un escasísimo material didáctico – membrillera, multicopista, retroproyector (si acaso) -, y en las que no existían los blog, portales educativos, ni redes sociales profesionales … ni nada parecido tan si quiera a los clasificados online educativos (Pinterest, Symbaloo, feedly,…), hacía que te encontraras “sólo ante el peligro”.

Sólo y con una única arma para suplir la falta de ayudas técnicas… tu imaginación. Con la que sacar las clases adelante, con la que ilusionar a tus alumnos, con la que huir de la enseñanza tradicionalista que te había tocado en suerte – salvando alguna que otra excepción de un buen profesor, cariñoso, amable y comprensivo del que aún recuerdo su nombre y aspecto sencillo, y con la que te has dado cuenta, a lo largo de ese tiempo, que has ido sembrando lo que tu querías… personas que pensaran por si mismas y que por encima de contenidos educativos absurdos, disfrutaran de lo que hacían.

Desconozco, si ese germen que tantos docentes como yo teníamos cuando empezamos, está ahora en las nuevas generaciones que se forman o entran en los colegios a impartir clase. Veo, con tristeza, en esas nuevas generaciones cosas que no han cambiado con el paso del tiempo, pero espero que siempre haya algunos profesores/as Keating dispuestos a disfrutar y hacer disfrutar con la enseñanza.

«Carpe Diem. Aprovecha el momento. Coged las rosas mientras podáis porque seremos pasto de los gusanos».
“El club de los poetas muertos”, 1989, Profesor Keating -Robin Williams- (Q.E.P.D.)