Ser Maestra II

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Un aula.

Niños y niñas de preescolar.

Hace ya unos cuantos años.

Una pregunta en el aire:

¿Qué quieres ser de mayor?

Y una voz infantil que contesta:

MAESTRA.

Los años pasan.

La pregunta una y otra vez

se repite en esas socorridas redacciones

de principio de curso

y vuelta de vacaciones.

La respuesta….siempre la misma.

MAESTRA.

El instituto. Acaba COU

No hay duda.

Quiero estudiar: Magisterio.

Examen de ingreso…

¿Y si no apruebo?

Alternativas…muy pocas.

Ninguna.

El ser maestra es vocacional.

No me imagino haciendo otra cosa.

Lista de aprobados. Nervios.

Mi nombre.

Abrazo a mi padre.

¡Se empieza a cumplir mi sueño!

Años de universidad. Tres.

Estudios.

Algún suspenso que se llevó lágrimas.

Noches de no dormir.

Fines de semana de no salir…

Pero al final un título.

Ya soy MAESTRA

Oposiciones, años de interina,

años de estudio.

Otra vez lágrimas.

Apruebo.

Espero mi primer destino

después de rodar por varios colegios.

Llego a “La Gaviota”.

El nombre inspira…

Libertad.

Ser yo misma.

Ya no hay marcha atrás.

Tampoco la quiero.

Días nublados.

La realidad se impone.

Disgustos. No hay conexión.

Alguna lágrima ahogada en soledad.

Impotencia.

¿Dudas?

De pronto, una chispa.

Luz. Esto funciona.

¿Compensa un momento bueno

los muchos momentos malos?

Medito. Analizo.

Tengo suerte.

Se ha cumplido mi sueño.

Si, me compensa.

Un pensamiento:

Algún día, en un hogar,

una familia conversa,

y un padre, o quizá una madre

le diga a su hijo:

¿Sabes? Yo un día tuve una MAESTRA.

MARI SOLE
JUNIO 2002

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