Érase una vez un gato que perseguía a un ratón por un callejón. El ratón más rápido que el gato, consiguió doblar una esquina y refugiarse detrás de su mamá la rata.

La rata antes de que llegara el gato cogió mucho aire y comenzó a ladrar muy fuerte. El gato  al oír los ladridos huyó despavorido con el rabo entre las piernas.

En ese momento la rata se volvió hacia su hijo y le dijo:

– «Ves hijo mío que importante es aprender una segunda lengua».

Relato de autor desconocido.

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